domingo, 29 de julio de 2012

LUNA

Acostado sobre la arena, suave y húmeda, escuchando las olas reventar… una a una sin parar
Pensando y recordando esos pequeños momentos junto a ti, cada beso, cada abrazo que nunca te di.
Solo y desierto, el viento golpea mi cara violento, me reprocha el que ya no estés allí, pero ¿que hago? Te alejaste prometiendo volver, te alejaste… Evitando mis caricias, mis miradas, mis sonrisas; Te fuiste y el reclama, te ama tanto como yo, esclavos de tu amor, de tu belleza sin igual.
Cae la noche y las estrellas aparecen, te busco y no te encuentro, ¿Qué me has hecho?  Me has hechizado, solo te encuentro en mis recuerdos.
Anhelo tanto tu llegar, tanto como la noche pasada.
Quiero verte y admirarte contarte mis secretos, mis verdades.
El deseo me abruma, me deja inerte allí, junto a las grandes rocas, sobre la fría arena.
Deseo que aparezcas como todas las noches acompañada de las estrellas, tan sigilosa, tan brillante y perfecta.
Los minutos corren, el cielo se encapota y las estrellas se ocultan tras las nubes grises y oscuras.
Mi corazón destila dolor, faltaste a nuestra cita, faltaste a nuestro “juntos por siempre”.
Gotas de lluvia comienzan a resbalar por mi cuerpo.
El cielo esta triste, el también esta vació sin ti.
La lluvia me corre, me anuncia que no vendrás, me levanto y comienzo a caminar,
El agua recorre mi cara, me ciega, me tapa.
Ya no puedo ver nada, no quiero ver nada si tú no estás.
Me duele el no verte, me duele el no hablarte, admirarte.
No puedo continuar, la fuerte tormenta me abraza cruelmente, me obliga a ver que no estas.
El frió taladra mis huesos y tu ausencia mi corazón.
El tiempo sigue corriendo, no se detiene pero la lluvia se apiada y comienza a morir lentamente.
Vuelvo a mirar el mar, vuelvo a mirar que no estas.
Camino por el muelle, las tablas mojadas rechinan. Camino y me siento al final.
Mis pies se sumergen en el agua fría y templada del infinito mar.
Conservo la esperanza de tu regresar, y que me hagas feliz, sonreír y suspirar sin parar.
De pronto, un hilos de luz se reflejan sobre el mar haciendo que media sonrisa se dibuje en mí.
¡Volviste! Lo sabia, mi corazón lo presentía.
Corro sin detenerme hasta el lugar de siempre.
Sobre grandes rocas me encuentro, allí estas… Tan hermosa como siempre, con ese brillo único y sorprendente.
Me hablas y me hielo con tu voz tan dulce y melodiosa. El viento como mensajero me dice que has vuelto de nuevo.
No puedo dejar de admirar tanta perfección.
Nada podría compararse contigo, ni el mismo cielo infinito.
Mi mirada sola te habla, te dice lo que siento, lo que quiero, lo que tanto deseo.
Las horas pasan volando y ya es hora de marcharnos, con la certeza de otro encuentro afortunado.
Siento tus ansias locas por robar mis miradas, mis sonrisas, mis suspiros, mis latidos que gritan tu nombre. Ese tan único y perfecto como tu.
Con una sonrisa me despido, con un beso que el viento te lleva me voy.
Esperando verte pronto, contando las horas para tenerte nuevamente frente a frente.
Me giro y te doy la espalda, escuchando al viento pronunciar tu nombre, nombre que llevo grabado en mi pecho y que sin duda recuerdo en todo momento…. ¡LUNA! Mi Luna.

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