Mirando el firmamento logro divisar tu rostro, lo admiro
y me sonrojo pues no hay nada más hermoso.
Las estrellas se juntan para admirar tu belleza, pues no
hay mujer más bella que usted mi princesa.
El viento danza sin cesar, acariciando su largo cabello y
esparciendo su delicioso aroma por todo
el lugar.
Las olas nos deleitan con su dulce melodía al romper y
fundirse en la orilla, y el oscuro mar
nos incita en él navegar.
La luna asomada ilumina tus pasos, pero es tu sonrisa la
que ilumina mi noche, mis días, mi vida, mi corazón alocado.
Te giras y me miras con esa mirada tan suya, con eso ojos
café que me quitan el sueño y me hacen soñarte despierto.
No hay instante que no te piense, no hay momento que no
te quiera, pues como dejar de querer a quien me enseñó a querer sin fronteras.
Te acercas jugueteando, y jugueteando te alejas, con esa manera
tan tuya de hacer los minutos eternos, de hacer que todo junto a ti valga la
pena.
Tu piel toca la mía, y el deseo de envolverte en mis
brazos eternamente me quema. No sabría que hacer sin ti, pues sin ti la luna se
oculta y el sol no calienta.
Las noches en tu ausencia cobrarían un sentido
diferente, un sentido aterrador, un
sentido en el que, tan solo pensarlo… aborrezco.
Nunca nadie me había importado tanto como tú, no era de
regalar flores y hasta mi corazón te he dado, cuan afortunado me siento y no me
arrepiento de habértelo dado.
Confieso que me enamore de ti, quizá el peor error que
pude cometer, pero más me enamore de tus defectos que de tus virtudes, de tus
miedos más que de tus fortalezas. Pues eres tan frágil por dentro que todos
miran solo lo que eres por fuera.
Tu mano busca la mía y sin dudarlo la tomo, eres mi
salvavidas en este mundo tan perdido en el cual sin ti me desplomo.
Susurras mi nombre y tiemblo por dentro, como puede ser
tan perfecto si proviene de tus labios. Como tu lengua acaricia cada letra de
una manera única, inigualable, nunca antes me había gustado que me llamasen,
hasta que llegaste y con tu dulce voz me embriagaste.
Sonríes y el corazón me paralizas, no hay luz más divina
que la que irradias al sonreír. La pureza de tu alma no la reflejan tus ojos,
sino esa hermosa sonrisa con la que enamoras... Con la que me enamoraste.
Dedicare mi vida a amarte como nadie jamás sabrá hacerlo,
nadie podrá igualar este sentimiento que alberca mi corazón, mi alma, mi cuerpo,
que grita tu nombre hasta dormido.
Te acercas despacio y despacio se detiene mi respiración.
No hay manera de explicar lo que siento junto a ti, lo que me haces sentir,
hasta con solo sonreír.
Acaricio tu delicada piel, tus mejillas coloradas. Cierras
los ojos pero el hechizo no se rompe, al contrario, el latir de tu corazón lo
intensifica.
Nuestras respiraciones se encuentran como nuestros labios
quieren hacerlo, y justo allí, donde se acciona todo por dentro y el deseo
queda en evidencia.
Tus labios se funden en los míos y abren paso a un sin fin
de sentimientos inexplicables, sentimientos que tienen su propio lenguaje, un
lenguaje que solo tu y yo podemos entender.
El tiempo no existe, solo estamos nosotros, rodeados por
el inmenso mar y bajo la luz de la luna. El viento nos acoge y me doy cuenta
que quizá, somos solo un par de locos deseando tocar el cielo juntos.
Muerdes mi labio en medio de sonrisas sueltas un “te
quiero”, y es justo allí, donde conozco el cielo, mi cielo eres… TU.
Porque eres TU el ancla de mi vida, quien me mantiene
atado a la locura y a la cordura.
TÚ, que me haces ser mejor, me haces querer más, me haces
desear más.
TÚ, que eres mi horizonte, mi norte, mi sur... Mi guía.
TÚ, lo más puro y bonito que tengo, un amor real en el
que no existe invierno.
TÚ, mi más grande amor, mi amor verdadero, el que me hace
soñar despierto, el que me quita el sueño.
TÚ, la bendición más grande que dios me ha dado, la que deseo infinitamente tener
siempre a mi lado.
TÚ, magnifica mujer, amante y amiga, confidente fiel.
TÚ, mi princesa bonita…POR SIEMPRE TU.